martes, 15 de julio de 2014

Senderismo en el embalse de Burgomillodo – parte I -.

 
En una Escapada anterior comentábamos una ruta de senderismo en el embalse de las Vencías. Fue un paseo que nos encantó en todos los sentidos, tanto por la tarde que salió, con una la luz muy especial, como por el entorno, el propio embalse, etc.. Ver 10-06-2014. Le pusimos dificultad media, más que nada por la distancia (15 km), siendo fáciles el resto de aspectos, como desnivel, calidad de la senda, etc.

Hoy queremos traer aquí una ruta semejante y, a la vez, diferente; semejante por el motivo principal: “envolver” otro embalse (del Burgomillodo) en modo senderismo; semejante por la zona - mismo río y a solo 5 km. –, terreno calizo, abundancia de cortados y colonias de avifauna rupícola, bosque mediterráneo Pino resinero, enebro, sabina, carrasca, etc. Semejante en parte, también, porque acoge edificios religiosos de que más adelante ampliaremos datos.

Diferencia: especialmente la dificultad del Burgomillodo - muy difícil (1) -, tanto por la distancia (casi 30 km. y unas 8 hh total, 5 caminando), como por los numerosos y abruptos barrancos que hay que sortear. “Sendear” integralmente el perímetro del embalse del Burgomillodo constituye una ruta deportiva exclusiva para personas con buen nivel de práctica y estado físico, como de seguimiento, localización (y / o recuperación) del camino (sendero), ya que, en general, no hay señalización y el camino no siempre es evidente; especialmente entre La Molinilla y San Frutos, el sector menos transitado.

Apuntar que hay que contar con atenerse a las restricciones del Parque en torno a épocas de nidada y cría de aves, cuyo buen proceso exige no pasar por algunas zonas (hay señalización) y transitar lejos de los cantiles, incluso solicitar permiso (fax a la Casa del Parque, 921540588).

Hemos decidido hacer la ruta en sentido de las agujas del reloj e iniciamos la caminata en el pié de presa, por el camino de la mina de caolín, una cuesta que, de aperitivo y para calentar (desnivel de 100 m. para 1.4 km.), no está nada mal. Pasando de algún camino que surge a cota inferior, una vez ascendemos al páramo, empezamos a variar hacia la izquierda, en dirección al embalse, ya que tenemos interés en ver San Frutos desde todo el arco de los aproximadamente 300 grados que permiten los tres meandros consecutivos aquí existentes. Es una pena pero entre el madrugón y que la mañana está algo nublada, no hay luz para fotos; no nos sentamos a esperar y lo dejamos para más adelante. Las fotos de San Frutos quedan para cuando pasemos por allí, ahora en frente, cercano el final de la ruta y jornada. Además, no importa; estamos ya disfrutando a tope de la marcha y del espectáculo.

Y es que el espectáculo del agua 80 metros perfectamente verticales más bajo, es impresionante, como lo es el enebral de ejemplares saludables y, aquí, de excepcional regular tamaño y un verde magnífico, por entre los que caminamos. Antes, mientras subes la última suave loma, la mirada a ras de suelo, de no saberlo previamente resulta imposible imaginar que la llanura sufra semejante tajo, con repentina, brutal y absoluta verticalidad. Al otro lado del agua igual corte y, sobre él, encaramado y aferrado al filo del meandro opuesto, la ermita de San Frutos, separada de la meseta gracias a “la Cuchillada”, antaño defensa y hoy puente. Existe desde el XII y sus piedras, cementerios, etc., guardan y testimonian una larga historia.

El precipicio aquí, en ambas orillas, es continuo y se ajusta, bordea y contiene perfectamente la verde, azul y trasparente mancha de agua. El perfil del cantil oeste se rompe desde la presa en, tan solo, un par de hondos barrancos; únicamente el llamado del Portillo de Sebúlcor – una rampa de arena que termina en una calita - permite bajar hasta el agua.

Ya hay suficiente luz para fotografiar y la cámara quiere guardar cada rincón, cada ángulo, cada pared, cada planta, pájaro, nube… Llegamos al meandro y balcón del monasterio de la Hoz (ruinas) que se nos antoja como tal vez lo más espectacular del parque, expresión que difícilmente podremos evitar repetir varias veces en esta ruta; no por ello pierde sentido.

Para no cansar, lo dejamos aquí. La semana que viene, el resto.
 
Desde Kinedomus Bienestar es muy fácil hacer un paréntesis y escapar a Burgomillodo. Según el tiempo (1) de que se disponga, la ruta se puede fraccionar sin, por ello, desmerecer.

¿Quieres venir y disfrutarlo?.

En Kinedomus Bienestar  tenemos a tu disposición toda la información y ayuda para preparar tu jornada.

¡Feliz escapada!

(1)       En realidad nosotros aconsejamos hacerla fácil fraccionándola, lo que es perfectamente viable y, en realidad, única forma de saborear, el paseo, vistas, paisaje, etc., la ermita de San Frutos y anexos, las ruinas del monasterio de la Hoz, la cueva de los 7 Altares y otras, etc.
 

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