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martes, 30 de septiembre de 2014

Madeira, un paseo por las nubes. Ruta del pico Arieiro al pico Ruivo.

Hoy nos vamos bastante lejos de la Ribera del Duero. Permitídnoslo porque, aunque queremos y admiramos entrañablemente nuestra tierra, que nos encanta y a la que sacamos buen partido en todo sentido: deportiva, estética, gastronómica, culturalmente…, reconocemos el singular atractivo de otros parajes, Así que os contamos:

Recientemente estuvimos en Madeira y es irresistible compartir, al menos, una de sus rutas, la más especial de las que recorrimos, por más que viaje y ruta puedan tener cierta dificultad: algo más de dos horas de avión, estar en buena forma, no tener vértigo y sí muchísimas ganas de vivir unos paisajes ¡IMPRESIONANTES!.

Os queremos hablar de 5,5 km., casi 400 m de desnivel y 2.5 hh, ruta vertiginosa y aérea literalmente tallada en la pared de roca y escoria volcánicas. Parte a 1815 m. (pico Arieiro) y culmina a 1862 en el pico Ruivo; o al revés. Realizada por los maderienses en los años 40 a golpe de pico, cincel y martillo, casi la tendríamos más por auténtica obra de arte que de ingeniería, por una escultura de colosales dimensiones y de perfiles fantásticos, pues camina por el filo de collados y picachos, por sus arrugas, por túneles y semitúneles, por escalones labrados en la piedra o de madera, incluso por verticales tramos salvados gracias a estructuras metálicas... A derecha o izquierda, o a ambos lados, el escabroso barranco, frenado a cuchillo cincuenta, cien, trescientos, quinientos… metros más abajo.

Hay un momento en el que la cámara ya no sabe dónde posar su ojo cazador y el tiempo vuela en interminables e infinitas paradas, mientras la niebla - las nubes -, a lo suyo, corretea y juega por entre la complicada orografía, pintando y repintando ante nuestra alucinada mirada los más increíbles y efímeros lienzos; ejercen de pincel el viento y la luz - el sol -, de paleta de colores la escasa pero intensa vegetación, las escorias y la roca volcánica, infinitos e indefinibles e sus matices.

Hay bastante más que contar, pero en este momento sentimos que sería superfluo. Paramos, pues.

Enlace por si se quiere ver más fotos, reportajes, etc.:

 
 
 
 
 
 
No se tome miedo a la ruta; hay barandilla segura en todo tramo de dificultad; un único paso (3 m. de senda, parte hundida) tiene un cable de acero anclado a la roca para agarrarse y pasar seguro. Perfecta señalización y firme (“alicatado” según nuestro amigo Fernando, el “Botones”).

En Kinedomus Bienestar, tenemos a tu disposición toda la información y ayuda para preparar tu jornada.

¡Feliz escapada!