jueves, 10 de octubre de 2013

Senderismo en el Embalse de Linares del Arroyo (Segovia)

Proponemos hoy una ruta para un poco atrevidos, tanto por distancia como por dificultad, desnivel (unos 750 m. de ascenso) y tiempo.

Se trata de rodear el Embalse de Linares del Arroyo, caminando cerca de 25 km, parte de ellos (del 2 al 5 y del 19 al 23) bastante más que “traileros”, pues o se pierde el sendero o, simplemente, no existe. La ruta completa, pues, requiere de cierta condición física y un poco de práctica.

La ruta transita por el parque natural de la Hoces del Río Riaza, al noreste de la provincia de Segovia y desde Kinedomus Bienestar, en unos minutos de coche, podemos acceder al punto de inicio elegido según el tramo que se pretenda recorrer.

Nuestra propuesta parte del km. 16 de la BU 930 / SG 945, del aparcamiento existente en la antigua cantera junto a la entrada al parque, en la bajada a pié de presa. Descendemos por la carretera y pasado el puente remontamos el cañón hasta superar los cortados, donde tendremos la más insuperable vista del Cañón del Riaza. De enero a Julio (para las aves, época de cortejo, apareamiento y nidada), habrá que seguir el río hasta el viaducto, remontar el talud y pasar por el túnel del ferrocarril (llevar frontal o linterna). Se camina como 1,5 km. más.

La ruta, solo se puede completar caminando y pasa zonas completamente salvajes, siendo frecuente avistar una variada fauna, como corzos, jabalíes, zorros.., aparte la voladora, abundantísima; especialmente el gran alado, el buitre leonado, un espectáculo aéreo por sí mismo.

Transita además, por una espectacular orografía, con desniveles de más de 150 m., buena parte totalmente verticales: torres y agujas, cuevas, ventanas, tajos y torrentes; altos páramos tapizados de amarilla hierba otoñal, cortados por escondidos barrancos…

Encontraremos restos del inundado Linares: una bodega, un lagar, muros de edificaciones difícilmente reconocibles tras décadas bajo el agua; antiguos cultivos, hoy sembrados de cantos, zarzas, aulagas…

Luego está el embalse, muy concurrido en verano pero perfectamente solitario ahora, casi siempre a la vista y al que debemos las enormes posibilidades y atractivo de este singular paseo. También están la luz, el viento, los aromas…, con que, a nuestro paso, las quebradas plantas nos devuelven su queja, convertida en delicia para los sentidos.

Maderuelo, pueblo medieval y atalaya sobre el embalse, pide un recorrido por sus rincones, siendo paso obligado para atravesar el Riaza y trazar por la otra ribera del embalse, segunda parte de la ruta.

¿Quieres venir y disfrutarlo?

En Kinedomus Bienestar, tenemos a tu disposición toda la información para preparar la ruta y apoyo, así como recuperación post-jornada (SPA, masajes, etc.)


¡Feliz escapada!
 
 

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