lunes, 8 de julio de 2013

Escapada por los pueblos entorno a Aranda (I)

Antes de hablar de rutas, quisiéramos hacer un comentario sobre otra vertiente de la vida arandina y ribereña, La Cultura, inseparable de nuestro vivir diario y que, en la ocasión, viene perfectamente al caso por tener relación con el agua, elemento siempre presente de una u otra manera en este blog: el pasado sábado, 29 de junio de 2013, Pedro Ojeda Escudero (profesor y “aficionado” a las Letras y al Agua) - blog La Acequia -  y Javier García Ribó (fotógrafo y “aficionado” a Transmitir con sus imágenes), en la Librería Bayo, de Tinín y Marisa, en la c/ Bejar de Aranda, presentaron su libro “Esguevas”, el cual recomendamos encarecidamente.

Para ilustrar el alcance del significado del encuentro Aranda / Esguevas, a continuación dos párrafos del agradecimiento de Pedro tras su visita:

“… hubo también una certera guía por las bodegas que recorren el subsuelo de Aranda. En alguna de ellas quise detener el tiempo para buscar el corazón que pareció habérseme parado hace tiempo, cuando hasta los duraznos enloquecían. Al ascender a la superficie todo me pareció más claro, más evidente, más limpio. Las antiguas bodegas de estas tierras tienen el poder sanador de los laberintos cuyos enigmas son descifrados...”

“… contribuyó mucho el grupo de amigos que reunió Tinín para agasajarnos, a los que agradezco el tiempo que nos dedicaron de forma tan cariñosa, y su invitación a comer en Casa Florencio, lechazo asado y ensalada en buena compañía. El tiempo trascurre así de una forma en la que todo adquiere el ritmo humano del que este mundo quiere despojarnos a mordiscos…”

Otro día podemos hablar algo - ¿Por qué no? - de veranos culturales, conciertos, teatros, etc.

Son matices diferentes, también, significativos de esta tierra antaño peleada y fronteriza y, hoy, por todos disfrutada y por todos compartible. Con ello, claro, esperamos animaros a visitarnos. ¿Te apuntas?.

Vamos ya con la propuesta de Escapada Para Todos, que va de pueblos y a los pueblos, hoy en día, se va en auto o en moto. De entre las interesantes rutas que pueden por de Aranda de Duero y el sur de la provincia de Burgos y limítrofes, bien en la zona de denominación de origen Ribera del Duero, bien incluyendo áreas externas, nos hemos fijado hoy en una que circunvala Aranda y que puede dar completa idea de la zona, su pasado, su hoy, su vida y, tal vez, su futuro. A ver qué tal se da.

Motorizados, partimos de Kinedomus Bienestar, en la nacional 122, salida de Aranda de Duero a Soria, hacia oriente, aunque por aquí se dice que, para viajar, mejor por la mañana hacia Valladolid, a occidente y por la tarde a Soria, por aquello de que, a la inversa el sol dará en los ojos, molestando la conducción. Tampoco será grande el problema, pues el trayecto es corto no afectará salvo que se madrugue bastante y el sol esté, aun, bajo.

El primer pueblo es el muy cercano de Fresnillo de las Dueñas, donde podemos ver:

- En la plaza mayor, la iglesia parroquial de La Natividad, gótico de principios del XVI, con retablo del XVII, imágenes de los evangelistas, atribuidos a Diego de Siloé, y bello artesonado bajo el coro.
- Ermita de San Pedro de Bourges, santo que milagrosamente hizo brotar la fuente que abastece el pueblo, en la plaza mayor y junto a la ermita, caso verdaderamente singular.
- Mirador y paseo sobre el Duero.
- También es singular Fresnillo porque, junto a Aranda y rodeado de viñedos, prácticamente no es vinícola, ni tiene bodegas industriales; sí un barrio de bodegas y lagares muy particular (de lejos, otro pueblo), a 1.5 km., distancia notable para lo habitual.
 
A otros 5 km, por la misma N. 122, aparece Vadocondes, que bien merece un poco de callejeo, pues conserva buena parte de su ambiente tradicional, su arquitectura histórica: “el propio caserío, Arco de la Puerta Burgos, Arco de la Puerta Nueva , Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, Puente de Hierro (antiguo ferrocarril Valladolid Ariza), Seco y sobre el Duero (medievales), Rollo Jurisdiccional…”,  moderno, el Puente de Hierro (antiguo ferrocarril Valladolid Ariza) sobre el Duero, interesante pero con cierto peligro si de caminar sobre él se trata.
En Vadocondes el GR 14 toma la margen sur del Duero, con un estupendo paseo de buen camino y junto a la orilla del río. Otro día será.

Para entrar a Vadocondes habremos tomado la BU 930 y continuaremos girando, a unos 350 m. de atravesar el Río Duero, a la izquierda, hacia Zazuar, a otros 5.5 klm., a través del bosque de la Calabaza, de unas 3000 hectáreas y el más importante pulmón de la Ribera.

En Zazuar, la monumental iglesia parroquial y el rollo de justicia, las bodegas antiguas, que, cuando, en general, se construyeron en una colina o elevación cercana a los pueblos, es Zazuar el que está en torno a las bodegas, a la leve elevación en que se horadaron, muestra de los recursos y capacidad de los antiguos vinateros, para elaborar y cuidar el vino a su gusto. En Aranda y otros las bodegas históricas están bajo de las viviendas. Hay, desde luego, buenos motivos para ello. En el caso de Zazuar podemos acercarnos al tema con la anécdota de que cuando hay lluvias torrenciales – de vez en cuando -, el pueblo se inunda en mayor o menor medida; jamás las bodegas.

Otra curiosidad de Zazuar: tiene aun tres pozos públicos en sus calles, hoy simple ornato, que, antaño, servirían para que los vecinos se abastecieran de agua (mala, según el Diccionario Madoz, 1845), cuando lo habitual en nuestros pueblos son las fuentes públicas de las que Zazuar conserva una (sic., Madoz, “dos de buenas aguas: delgadas y saludables”).

El topónimo Zazuar, en el que nos hemos fijado por su no directa traducción, al contrario que el general de pueblos, tiene su aquél: Según Julián Aydillo San Martín, Zazuar provendría de Aza-or, "altura rocosa"; "en una colina", según Pascual Madoz. En “Santo Domingo de Caleruega”, 1170-1221, dedicado a Domingo de Guzmán, se menciona un documento fechado en Burgos a 30 de septiembre de 1177, firmado por Alfonso VIII de Castilla y elaborado por dos clérigos, uno de ellos el arcipreste de Sozuuar, identificándose el topónimo con el actual Zazuar. Sinceramente, aunque legos, esos datos nos ofrecen serias dudas: colina, altura rocosa o que Sozuuar haya dado en Zazuar, parece, a todas luces, excesivo, pues la altura es un ligero desnivel, si rocosa las bodegas estarían en otro sitio y que aislada referencia  - arcipreste de Sozuuar - aluda al cura de Zazuar, podría, fácilmente, ser pura especulación; todo ello dicho sin ánimo de menos cabo para Zazuar, población que nos parece admirable. ¡Que nos corrija quién por más instruido se tenga!.
 

Abandonamos Zazuar por la C 111 y, a 1.5 km., dirección Aranda, encontramos la localidad de Quemada, con su iglesia Parroquial de Nª. Sra. De la Asunción y su potente torre (XIII), un Cristo del siglo XIV y una imagen policromada de la Virgen con el Niño (XVI), así como los relieves de las columnas que soportan el coro. Sobre el río Arandilla, por el camino del Monte de la Calabaza, un puente romano de tres ojos, a 1 km. escaso de la carretera.

En Quemada, las bodegas históricas están, como en Aranda, bajo de las viviendas, con entrada por el propio portal o, más comúnmente, por puerta auxiliar en la misma fachada. También aquí queda un pozo público.

Quemada cuenta con industria tonelera, la Tonelería Aranzuelo, que aparte toneles para curar el vino, fabrica otros diversos artículos relacionados; incluso las bañeras de las habitaciones de Kinedomus Bienestar

En Quemada seguiremos la ruta tomando la BU 913, hacia Villanueva de Gumiel (tres mentiras – ni villa, ni nueva, ni de Gumiel -, según el castizo; forastero, claro).

En Villanueva es de interés el ayuntamiento (reloj del XIX), la Iglesia Parroquial de San Mamés (retablo y pila bautismal), el molino (río Bañuelos) y el puente romano, el viñedo y los paseos por el pinar (museo del resinero, “Menhir de la Pijotada”, el más pequeño de Europa, y la recogida del níscalo), pero esto lo dejaremos para ruta más específica porque hay que caminar y, en esta ocasión, no hay tiempo.

Bodegas históricas: otro pueblo, otra solución; en Villanueva la curiosidad consiste en que las bodegas se reparten en áreas específicas y en varios pequeños grupos por el municipio.

La BU 913 que atraviesa Villanueva nos lleva al cruce con la BU 910, donde tiramos justo de frente y tomamos la BU 912, dirección a Gumiel de Izán, próxima parada.



Gumiel de Izán es, desde 1965, Conjunto Histórico Artístico, gracias una muy buena conservación de la arquitectura tradicional, menos la histórica, potenciada por el Plan Especial de Reforma Interior y, posteriormente, con el Plan Especial del Conjunto Histórico de 1997. Durante el imprescindible callejeo por Gumiel, hay que atender al Alto del Castillo (buena vista del pueblo y del valle del Gromejón), intensamente horadado por bodegas y sus zarceras (respiraderos), cuyas entradas, junto a las de las viviendas, se reparten por buena parte del poblado, a sus casas, escudos, soportales de la Plaza Mayor, a los restos Antigua Muralla y de la Atalaya, la casa de Santo Domingo de Guzmán, la ermita de San Roque, el Arco de los Mesones y, muy especialmente a la imponente iglesia parroquial de Santa María, sus espectaculares fachada y retablo mayor y a su museo. En su término varios puentes de origen romano y varias ermitas, todo ello testimonio de su importante pasado y, junto con los mejores servicios y el mayor nº de industrias vinícolas y de vecinos de las localidades de la ruta, símbolo de su notable actividad y atractivo actual.
Gumiel de Izán, datada, al menos, de antes de 1042, es Villa Real desde 1326 y conserva en su archivo municipal importantes y exclusivos documentos históricos, como el Privilegio original, el Libro Becerro y otros.

Pisajística y deportivamente (bici de montaña, desde Aranda, a unos 17 km.), de este Gumiel (hay otro, cercano, apellidado del Mercado), siempre nos ha atraído el alto de San Lorenzo, que tiene una vista impresionante, preferiblemente a horas de mañana y de atardecer. Aunque nos apetezca, ya se sabe, el objetivo es otro y no hay tiempo, por lo que hay que dejarlo para otra ruta; Así que tomamos buena nota para ofrecerla cuanto antes.

Según la hora de partida de Kinedomus Bienestar y lo que nos hayamos entretenido en cada parada, es seguro que, si no antes, nos ha dado la hora de comer, para lo que podemos aprovechar en Gumiel de Izán, o llegarnos al siguiente punto, Quintana del Pidio (pidio = castillo), donde, en el Centro de Turismo Rural EL Soto, nos pueden servir una buena comida con productos y vinos de la tierra. En los salones del Centro tienen dos pozos de los que la antigua fonda y posada se servirían de agua, sin necesidad de acudir a la fuente pública.  En Quintana la arquitectura tradicional del vino, ha dejado una buena cantidad de bodegas, así como buenos lagares – algunos restaurados -, comparados con el tamaño de la localidad. Como otros tantos lugares, necesita una buena inversión para recuperarlos; también para su curiosa, y en peligro, iglesia parroquial. Interesante de ver el “campo de zarceras”, de las que cada día quedan menos. Hay varias casonas y escudos. También se conserva activo un palomar (de los “circulares”)

Respecto de las necesidades de dinero para que la iglesia no termine por hundirse, comentábamos con un parroquiano si su estado no significará que el cura no está en muy buenas relaciones con los que, en el pueblo, tienen dinero para echar una mano, puesto que sí parece haberlo en abundancia para la industria del vino. Extraña, así mismo, que no se haya arreglado en los pasados años de abundancia, en los que hubo para todo y todos; por ello pensamos que difícilmente lo habrá a corto plazo y que, en consecuencia, la iglesia peligra. Ojala nos equivoquemos.
En los pueblos de la ruta el vino es una parte esencial, no solo en el plano económico. Esto en Quintana es especialmente significativo; ¿quizás porque Quintana cuenta, según parece, con las vides más viejas - o de las más viejas - de la Ribera del Duero, dato que se nos antoja de interés, influencia y significado para la enorme repercusión del tema vino en la localidad?.

Bien, vamos a cerrar aquí y por ahora la ruta, dejando el paso por los siete pueblos que aun nos faltan de visitar para otro día. Antes, anotar que habremos pasado junto a más de 30 bodegas modernas, siendo imposible visitarlas todas, aunque verdaderamente lo merezcan, sea por su situación, su estética externa y / o interna, su organización de procesos de elaboración, etc. Podemos elegir alguna y disfrutar de que en general ofrecen visita a las instalaciones, poniéndonos al día de cómo se hace un buen vino, ofrecen catas y, evidentemente, su vino, aspectos que pueden aprovecharse en la medida que cada cual desee. Conviene confirmar información y horarios.

Evidentemente, las variantes que se puede dar a la ruta son tantas como cada viajero quiera y según sus particulares preferencias y lo que se entretenga en los lugares; así que cada cual elija.

Llegada la hora de tomar un tentempié o comer, en casi todos los pueblos hay donde o, si no,  lo habrá en el siguiente. Incluso alguna bodega cuenta con restaurante, como es la de Portia, en Gumiel de Izan.

¡Feliz viaje!.

PD: Recomendamos la ruta también para bicicleta de carretera. Son en total unos 100 kilómetros – la mitad el recorrido descrito en esta primera parte -, por el siempre interesante, bello, cambiante y diverso paisaje del Duero burgalés. Si además del recorrido en bici, se quiere  ver los puntos de interés, no tendremos tiempo en el día para retornar a Kinedomus Bienestar. Se puede prever o, si estamos avisados, ir con la “furgo” a recoger al grupo y bicicletas.
La variante para bicicleta de montaña, también posible e interesante necesitaría, evidentemente, más tiempo y estaría limitada a expertos, por las distancias y exigencia de la orografía. Y ya puestos, ¿por qué no en moto todo terreno o en caballo?.

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