Ayer estuvimos de excursión con las
piraguas
por el Duero; y nos lo pasamos genial, así que hoy vamos a
contar ese otro modo de hacer un rato de sano ejercicio, tomar el aire y el sol
y de disfrutar de una nueva perspectiva de esta siempre interesante Ribera delDuero.
El ejercicio físico en el agua es cosa
parecida al ejercicio en tierra. Con tiempo
bueno y soleado, salimos ligeros de ropa y nos damos cremita; si no tan bueno, con varias capas de ropa, al menos
al principio. Hemos remado en días de calor y el
mayor peso era la provisión de agua; en invierno (más con el río helado), ropa de montaña,
aunque al entrar en calor haya que quitarse casi todo, porque avanzar con frío
– más si hay que romper el hielo -, es exigente. A alguno le sonará raro esto
de ir en piragua con el río helado, pero no será la primera vez que lo hacemos
como se puede ver en el siguiente video.
Dejemos aventuras del invierno y vayamos
a la ruta de hoy, el tramo a que aludimos es de aguas tranquilas ya que una
presa aguas abajo contiene el cauce y limita la corriente. En realidad gran
parte del Duero, hoy, son aguas tranquilas o con rápidos muy suaves, pequeñas
corrientes. Una ruta sin riesgo.
El esfuerzo, el que tú decidas: más
ritmo, velocidad y distancia o, al contrario, más tranquilidad. Eso sí la ruta
está marcada en parte: desde el lugar en que echas la piragua al río, solo cabe
navegar o aguas arriba (contra corriente), o aguas abajo (a favor de la
corriente); ahí no hay alternativa, aunque sí hay muchos sitios de los que
partir y a los que llegar. Así que distancia y tiempo, según ganas y
disponibilidad. A modo de ejemplo, con compañeros noveles ayer hicimos como 7 km en unas dos horas,
parando a hacer fotos, a ver pájaros… Una bonita ruta y un buen paseo.
Hay, claro, más posibilidades que las
aguas tranquilas, hay zonas con rápidos potentes, deshielos o lluvias, épocas
en que la corriente es muy fuerte o en que el cauce se desborda y ocupa áreas
de ribera por donde circunstancialmente se puede navegar… Mucha adrenalina, muy
divertido, pero, para eso hay que saber, tener experiencia… Hoy este comentario
no va de eso; quizás más adelante.
¿Que qué podemos hacer en el río? Pues
lo de siempre, más o menos: ver los pueblos, los campos, las montañas…; solo
hay que desembarcar (no siempre hay un buen sitio, ni es fácil llegar al
pueblo, al paisaje)… No, vale, es broma; hemos dicho una
perspectiva diferente. En realidad, en el río, estamos en el punto más bajo
posible del territorio y, limitados por
el casi constante talud y / o por la vegetación. La mirada suele, pues,
traernos un horizonte cercano, ya que el río rara vez camina recto. Pero en el
río está la mayor sensación de aventura; estamos ante lo desconocido, nos trae
de manera intensa aquella sensación de explorador que de pequeños sentíamos en
las tardes de verano, con los amigos del pueblo o del camping en la playa…,
atentos solo a lo próximo, al siguiente paso en el monte, el río, la laguna, la
cueva, a la siguiente rama a que agarrar…, a cuándo encontrarías un ser
extraño, algo que cazar, un tesoro, al enemigo…, la aventura.
¡Feliz jornada!.
En Kinedomus Bienestar, puedes informarte o aclarar cualquier
cuestión respecto de vuestra ruta.

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